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Descubre el dry farming en cultivos de marihuana

Descubre el dry farming en cultivos de marihuana
Por 27 junio, 2022 Ningún Comentario

Descubre el dry farming en cultivos de marihuana

El dry farming es uno de los métodos de cultivo más utilizados en la agricultura tradicional, sobre todo en las plantaciones de cereales y vides, más conocido como cultivos de secano. Así, el dryfarming se basa en evitar regar las plantas de manera manual, dejando que sea la propia naturaleza quien lo haga.

Aunque es un método de cultivo muy utilizado, no es una práctica muy habitual al cultivar cannabis por las grandes cantidades de agua que suelen necesitar para conseguir plantas frondosas y muy productivas. Sin embargo, muchos defienden varias ventajas frente a los métodos de cultivo convencionales a los que estamos acostumbrados.

Seguro que crees imposible que una espectacular planta de marihuana pueda desarrollarse de forma plena y darnos voluminosas cosechas de increíble calidad sin nosotros echar ni una sola gota de agua, pero te podemos asegurar que sí, se puede.

¿Qué es el dryfarming?

Como ya hemos adelantado, el dry farming es lo que entendemos en castellano por cultivo de secano. Es decir, aquel en el que no se riega de forma manual, dejando que las plantas se hidraten únicamente a través de la lluvia y de fuentes subterráneas.

En este punto, debemos conocer a la perfección el terreno sobre el que se cultiva, puesto que la lluvia es algo aleatorio que no se puede controlar. Así, aunque estemos en un clima muy lluvioso, pueden darse casos de sequía temporales y, si solo dependemos de la lluvia, se puede echar a perder por completo toda la cosecha.

Elegir un terreno apropiado es fundamental para tener éxito al usar el dry farming en cultivos de marihuana. Por otra parte, también es responsabilidad del cultivador realizar determinadas acciones para facilitar que el agua subterránea llegue a las raíces de las plantas.

Otro aspecto fundamental del cultivo de secano es aprovechar la orografía del lugar y los diferentes accidentes geográficos, como las colinas o la ribera de un río. Usar los desniveles y los diferentes tipos de sedimentos a favor del cultivo es algo básico con lo que conseguiremos plantaciones perfectamente productivas.

Un dato bastante curioso del dryfarming es que, al contrario de lo que puede parecer, los días de más calor es cuando la tierra tiene más humedad, ya que el agua se evapora y va penetrando hasta la superficie. Por ello, no debemos temer que en los días más cálidos de verano nuestras plantas de cannabis sufran en exceso, sino que ocurre todo lo contrario.

Los beneficios del dryfarming para la marihuana

El sistema dry farming es un método bastante estresante para las plantas, las cuales se ven obligadas a profundizar y expandir sus raíces hasta encontrar un poco de agua. Sin embargo, este estrés hace que las plantas de marihuana produzcan cosechas mucho más expresivas, con sabores más intensos y efectos potenciados.

Pasar de cultivar marihuana de forma convencional a hacerlo mediante dry farming es un proceso duro, ya que debes sufrir al principio viendo crecer a tu planta de manera mucho más pobre y lenta. El resultado vale mucho la pena, con cosechas de cogollos bastante más grandes, más resinosos y con altísimas concentraciones de THC que pueden llegar hasta el 30% según la variedad.

El riego justo de las plantaciones, aparte de crear ese estrés positivo en las plantas de cannabis, también ayuda a que los cogollos sequen y curen de manera perfecta, olvidándonos del peligro de pudrir por exceso de agua.

Además, el siempre hecho de que el cultivador se implica menos en el desarrollo de la planta, evitando regar y usar fertilizantes, hace que los cogollos muestren el sabor más puro de cada genética y efectos mucho más notorios. Es un método genial para disfrutar de las diferentes genéticas de la manera más pura posible.

Otra ventaja muy positiva del dry farming es que las características de los suelos reducen de forma muy considerable la proliferación de hongos, plagas y malas hierbas que interfieran en nuestro cultivo.

¿Cómo cultivar en dry farming?

Lo más complicado de este sistema de cultivo es estar acostumbrado a mimar nuestras cosechas de cannabis con los métodos tradicionales de regadío. Debemos tener claro que las cepas, en sus primeras semanas de vida, no van a estar bonitas de ver: van a ser pequeñas y tener claros síntomas de carencias y estrés hídrico.

Hay que ser consciente de esto, y reprimir todos los impulsos de regar las plantas para evitar desperdiciar toda la cosecha. Si conseguimos esto, de un día para otro veremos como en nuestro cannabis empezarán a brotar multitud de nuevas hojas, fortaleciéndose y creciendo de forma muy sana y vigorosa. Hay que confiar, tener fe ciega en que va a funcionar y contener las ganas de darle el agua que necesitan.

Un aspecto muy importante, aparte de elegir una zona adecuada en la que sabemos que hay reservas de agua subterránea, es trabajar de manera correcta la tierra. Se debe airear la tierra de manera regular hasta conseguir una buena textura esponjosa. Esto permite que el agua se drene bien y, a la vez, que el vapor de las fuentes subterráneas suba hasta la capa superior.

Los suelos que suelen dar mejores resultados son aquellos de características aluviales, es decir, formados por sedimentos y materiales transportados en las cercanías de ríos y lagos.

En cuanto a cuidados extra, como no se puede fertilizar a través del riego, es imprescindible utilizar abonos sólidos 100% orgánicos en los días de inverno. De esta manera, nos aseguraremos de que las plantas de cannabis tengan a su disposición todo el alimento que precisen una vez llegada la primavera.

Lo mejor para zonas de inviernos muy fríos es resguardar las plantas en invernaderos hasta que las temperaturas no sean tan extremas, momento en el que podemos pasar las plantas a la tierra directa.

Las mejores cepas para un cultivo de dry farming

El cultivo de secano para marihuana ofrece unos resultados de cosecha excelentes, pero el gran estrés que causa en las plantas en sus primeras semanas, clave de su éxito, no es apto para todas las variedades de cannabis.

Por norma general, las cepas autoflorecientes no resisten bien esta presión, ya que, al madurar por edad y no por las características del entorno, deben cumplir su periodo vegetativo durante las primeras 3 o 4 semanas de vida. Al no contar con unas condiciones óptimas, las semillas autoflorecientes, como deben desarrollarse sí o sí, no tienen ningún tipo de margen de recuperación y sufren grandes carencias que pueden acabar con ellas. Por su parte, las variedades fotodependientes lo soportan mejor al desarrollarse según se vayan adaptando a la falta de agua.

Las genéticas que mejor funcionan para los cultivos de dry farming son aquellas que proceden de Asia central, donde los suelos son muy áridos y hay falta de agua de forma habitual por las escasas lluvias. Las variedades de dominancia sativa soportan mejor la falta de agua, ya que, sus hojas más pequeñas evitan que se evapore la humedad en exceso. La mayoría de las estas cepas se suelen caracterizar por un aroma y sabor muy profundos, intensos y penetrantes.

Una muy buena opción para iniciarse en este sistema de cultivo son las semillas de Absolute Herer, una cepa que ofrece marihuana de la más alta calidad junto con una explosión de sabores.

Cultivar cannabis de forma respetuosa con el medio ambiente

Utilizar el método dry farming para el cultivo de cannabis tiene dos ventajas principales: conseguir una cosecha de marihuana de excelente calidad y ahorrar grandes cantidades de agua en las plantaciones agrícolas.

La preocupación por el cambio climático a nivel global ha aumentado considerablemente los últimos años, y con razón. Conservar el medio ambiente de la mejor manera posible y hacer un uso responsable de todos los elementos es una responsabilidad de todos. Por eso, empezar a realizar plantaciones que resulten menos dañinas para el entorno, como es el caso del dry farming, es una práctica muy beneficiosa para todo y para todos.

El dry farming es, a día de hoy, una de las alternativas más ecológicas y respetuosas para hacer cultivos de gran tamaño de cannabis, puesto que se ahorra gran cantidad de agua y se cuida más de la tierra. Al usar menos fertilizantes e insecticidas, se contamina mucho menos el suelo y toda el agua que interviene en el entorno más cercano. Es una manera de aproximarse a la agricultura más tradicional y, por ende, más natural y acorde a la armonía de la naturaleza.

La mejor parte del dryfarming es que, aunque se realiza un impacto mucho menos dañino en el medioambiente, se consigue un producto de excelente calidad. Es por esta razón que se prevé como el futuro de las plantaciones extensas y profesionales de marihuana.

Sólo hay que ver países que nos llevan la delantera en legalización entorno a la marihuana, como Estados Unidos, para ver los beneficios de este tipo de agricultura en grandes extensiones. Sus buenos resultados no dejan a nadie indiferente, por lo que esperamos que sea el modelo a seguir en el resto de países.

Sin duda alguna, el dry farming apunta a ser la forma más consciente de cultivar marihuana sin poner en jaque una increíble calidad del producto final. Un método de cultivo milenario que se ha vuelto a descubrir, y, lo mejor de todo, con unos resultados increíbles. ¿Será el dry farming la mejor propuesta para frenar la escasez de agua a nivel mundial?

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